Regresar
El mundo que nos tocó vivir ha cambiado de manera drástica en los últimos dos siglos; desde la aparición de la máquina de vapor y la Revolución Industrial, la sociedad y el mundo han avanzado a pasos agigantados.
Miles de descubrimientos nos han facilitado la vida de tal manera que ahora podemos trabajar en cualquier parte del mundo desde la “comodidad” de nuestra casa. La barrera del idioma también ha sido superada con traductores instantáneos que tenemos al alcance de nuestra mano con nuestros teléfonos celulares, que más que un celular es una computadora portátil que tiene acceso al internet y a toda la información de la red a un click de distancia.
La producción en serie y la gran oferta de productos han revolucionado el mercado, creando una sociedad consumista que basa sus valores en el poder adquisitivo para poder acceder a la modernidad y a las comodidades, número de seguidores o de los “likes” que pueden obtener en sus publicaciones o videos.
Aunado a esto las formas de generar la riqueza también se han modificado, quién hubiera pensado que una persona que no tiene estudios, entrenamiento y conocimiento alguno puede ganar miles de pesos mensuales, inclusive millones con solo tener miles de seguidores.
Los llamados “influencers”, así como los gamers llegan a generar ingresos superiores a los que pueda tener un profesionista que ha estudiado toda su vida y que normalmente otorga un servicio a la sociedad a cambio de su pago.
De la misma manera podemos ver que una bolsa, camisa, vestido, de determinadas marcas, pueda costar lo que algunas personas ganan durante un mes de trabajo o bien, existen automóviles que cuestan más que una casa o departamento. Los valores y parámetros para la vida de hoy y el mercado son totalmente desproporcionales al costo de los materiales utilizados y la mano de obra invertidos.
Vivimos en un mundo tan bizarro que podemos hacernos ricos y famosos de un día para otro simplemente con un “like”. En dónde ya nada y todo, puede ser mal visto. En dónde lo bueno y lo malo es tan subjetivo que es difícil mantener una postura y saber de qué lado elegimos jugar. En donde lo “inn” es utilizar artículos vintage y cuidar del planeta, aunque nuestras acciones indiquen otra cosa. En donde para estar conectado hay que desconectarnos y para aprender debemos desaprender…