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El mes de junio es considerado el mes del orgullo LGBT. En miles de ciudades los integrantes de la comunidad realizan diversos eventos con el fin de brindar apoyo y dar visibilidad a todas las personas pertenecientes al colectivo.
Algunas personas se preguntan ¿De qué están orgullosos? ¿Es necesario hacer tanto alboroto? Intentaré responder a estas preguntas de forma clara y elocuente. ¡Lo prometo!
Empecemos respondiendo a la primer pregunta. ¿De qué estamos orgullos?
Actualmente la homosexualidad es un delito en 70 países y en muchos más la discriminación y acoso hacia los integrantes de la comunidad LGBT es socialmente aceptada y celebrada. Creo que la mayoría de nosotros sabemos lo complicado que puede llegar a ser amarse y aceptarse a uno mismo tal cual es. Ahora, imagina hacerlo mientras gran parte de la sociedad está en tu contra; cuando no cuentas con los mismo derechos que las demás personas o eres atacado por caminar agarrado de la mano de la persona que amas, por vestir diferente, por la forma en la que hablas y por padecer alguna “enfermedad” resulta entonces, ser una labor titánica.
Día a día miles de personas nos enfrentamos a esta realidad, luchamos contra miles de tabúes y estigmas sociales. Claro que estamos orgullosos de ser nosotros mismos, de tener familia, amigos, profesores y compañeros de trabajo que nos brindan su apoyo y hacen suya esta lucha. Sin embargo creo que a esta sociedad aún le falta mucho trabajo en cuestión de aceptación.
Ahora vamos con la segunda pregunta y no se imaginan la cantidad de veces que me ha tocado escucharla: ¿Es necesario hacer tanto alboroto? Por supuesto, es una celebración. Hasta el día de hoy nunca me ha tocado estar en una fiesta en la que las personas estén con caras largas. Si se preguntan ¿Qué celebramos? Creo que es momento de darles la gran respuesta. Celebramos que en muchos países las leyes se han vuelto más inclusivas y que derechos como el matrimonio igualitario es una realidad, que el amor está ganando la lucha contra el odio, que día a día miles de personas se vuelven aliados del colectivo y lo más importante: celebramos el tener la libertad de ser uno mismo.
El camino que queda por recorrer es complicado y aún faltan muchas batallas por librar, pero el saber que existen miles de personas que están a tu lado brindándote su apoyo incondicional, sin lugar a dudas levanta el ánimo y nos permite seguir adelante.
Gracias por ayudarnos a formar parte de una sociedad más inclusiva.